martes, 31 de enero de 2017




Bésame

Bésame como si no me quisieras pero, bésame.
Descúbreme el dulzor de la noche escondida en tus parpados cuando los cierras, descúbremelo sin decírmelo pero, no me dejes morir en esa ignorancia.
Y así, así cada noche te reclamo a gritos silenciosos mientras me envuelvo en ellos, para que la tumba de sabanas frías que dejaste, me amortajen en las húmedas noches de agosto.
Escúchame rogarte sin palabras que rompan este silencio.
Escúchame aunque tus oídos solo escuchen palabras de otra boca.
Escúchame…aunque no me oigas.
El silencio cómplice, que ni me da la razón ni me la quita, pero ahí está, como última compañía. Pobre del hombre que solo se alimenta de sombras más, ¿acaso ellas no comparten también mi tristeza? ¿Acaso su vestido de ceniza no se lo pusimos nosotros desvistiéndola del ropaje floreado? No puedo pedirle otra cosa que arrastre sus pies, en este campo tan yermo.
Seguramente unos labios carnosos, húmedos de esperanza, vendrán a devolver la vida a este árbol torcido que a duras penas florece. Vendrán ¡tienen que venir! Pues si no creyera en ello,  ni tan siquiera estas lagrimas que hoy derramo tendrían valor alguno.
Pues llorando creo.
Pues llorando sigo vivo.

Pues llorando…aún tengo esperanza.



Se

Hoy al acostarme, marchare de copas con mis miedos
Como cada noche. Ellos, invitan a las copas, yo las pagare.
Antros de tenues luces, donde ellos me llevan de las manos,
dicen que para no perderme y yo, solo me siento esposado.
Sus risas insisten en ser mi bastón en este baile no deseado,
En esta ceguera de vida.
Mil gritos salen en silencio para morir antes de nacer. Hace tiempo, aun luché, lo recuerdo y eso sí que parece un sueño ahora ¿para que luchar si siempre pierdo? Me machacan día tras día mientras se ríen de mí.
Mas hay días, que sin que ellos lo sepan, en un rincón de mi alma, una parte de mí, me hace llorar, no me deja rendirme y yo…¡¡tengo tanto miedo!! A que ellos lo noten, pues en ocasiones, desaparecen unos días y yo creo q se fueron, vana ilusión, pues detrás de cualquier rincón de mi alma vuelven.
Hoy deje caer mi última lagrima de impotencia, ya no puedo perder más, pues me hicieron perder la esperanza.
Ya no me dais miedo pues ya nada tengo que temer, me quitasteis todo y con nada más me podéis asustar. Desnudo ante mí me encuentro y sabéis? Sonrió como los locos ante la cordura loca de los demás. Ya os conozco, me seguís haciendo daño pero, ya me acostumbre a vosotros, doléis ¡¡Dios, como doléis!! Pero ya no me asustáis. Os comisteis todo mi orgullo, ya no tengo, ya no tengo nada excepto mí no a que sigáis a mi lado. Es cierto, sigo sonriendo como un idiota que ya no tiene nada que perder. Sí, no sorprenderos, simplemente ya no lucho contra vosotros, sé que os alimento con mi lucha, que os creo importantes y no, no lo sois, simplemente sois eso, mis propios miedos, esos que conocía antes tan bien, solo que os salieron garras que sajaron mi corazón ¿pero sabéis? El sanara vuestras garras caerán.
No me preguntéis porque lo sé, solo sé que será así.
Sed felices en otra alma, la mía la vaciasteis pero “se” que renacerá mientras vosotros morís a cada sonrisa mía, me enseñasteis más de lo que pensé en esta oscuridad pero no os quiero.
Adiós