lunes, 19 de septiembre de 2011

Deseo

Deseo



Me gustaría ser capaz de escribir las verdades.

La verdad de un beso lanzado al aire, para que a lomos del viento lo lleves en tu boca, como carmín de sangre presurosa que acude rauda a ellos cuando nerviosa, los muerdes.

Me gustaría no mentirle a mis besos dándoles bocas ansiosas de labios carnosos, que dando fuego, solo encuentran el hielo de la tristeza del que no sabe responder a ellos.

Me gustaría tener el placer de la no palabra donde todo se dice, donde todo se tiene. La tranquilidad de unos ojos imaginados, jamás vistos, siempre sentidos.

Me gustaría no sentir donde siento tanto, donde una falange de deseos anárquicos, mandan sobre la razón de lo esperado, de lo correcto.

La razón no aceptada por terquedad ¿terquedad? No, no nos mintamos más.

Tenemos miedo, miedo únicamente de perder, si no lo tenido, si lo deseado.

¿Qué digo no tenido?

¡Tenido!

¡Muy tenido!

Tanto que duele el no ser poseído, pues si acaso su cuerpo es solo real por la fuerza del deseo. Ese deseo que solo desgasta, que mata un poco cada vez con golpes de realidad y aún así…como sádico recordatorio, se hace más presente.

Montó una parcela donde yo, acaso solo vi un terreno yermo, de tierra baldía, ahí asentó su sonrisa, su presencia no escrita. Ella le llamó alma y cuando despistado u acaso mintiendome, me acerco a lomos de la curiosidad, trato fervientemente de no acercarme demasiado, pues aún de lejos me asusta.

Me asusta que un día, reconozca verdes praderas donde solo hay piedras de esquinas afiladas, siempre prestas a herirte. Pues nunca necesitaron agua, acaso un poco de sangre de esa que no cierra heridas.

Si yo pudiera escribir sobre las verdades…

Deseo II

Deseo II





Guárdame en un suspiro del alma.

Guárdame de mis miedos…de los miedos.

Arrópame con tu presencia, con esa ausencia tan presente.

Por que solo entonces, cuando mis defensas descansen en la silla junto a mi ropa.

Solo entonces, seré vulnerable.

En ese tiempo en que minutos y horas se juntan revoltosos, sin saber quien es quien,

indecisos del tiempo.

Guárdame en ese suspiro del alma, en esa cama que no es mi cama.

En ese tiempo de reloj sin manecillas que marquen su pasar, guárdame.

Arropa mis parpados para que la noche por fin, me deje rendirme sin temor.

Guárdame esta noche en un suspiro del alma.

Dejad miedos de la luz que el suave tul de la oscuridad cubra mi cuerpo.

No tengáis prisa, mañana, cuando claree el día, cuando mis pies toquen las frías losas de la realidad, me tendréis enfrente como cada día.

Lucharemos sin buscar vencer o perder, solo sobreviviremos hasta la siguiente épica.

Pero mientras tanto…Dejad que con un efímero he invisible beso, ella cierre con siete llaves mis parpados.

Con ese beso que cada noche, siento al traspasar el umbral y me da la paz…antes de alejarse de mi.