martes, 21 de octubre de 2014



El gen mutante

Estoy seguro y convencido de la existencia de este gen mutante en el ser humano pero, mejor empiezo desde el principio.
Hace unos meses, yo que había ido toda mi vida en moto, al cambiarme de barrio y estar más cerca de mi trabajo, decidí pasarme al bicing total, no había prisa y era un paseo. Ahí, en esos primeros días ya empecé a notar algo extraño, yo me detenía en los semáforos , vamos de una manera muy natural y ahí empezó todo, pues alguno que iba detrás mío, se colocaba a mi lado y antes de pasarse ese semáforo, me lanzaba una de esas miradas que dicen algo así…¿y este porque se parara?, también me crucé con gente que conocía y sabía perfectamente que algunos tenían coche, otros moto y que yo sabía que eran correctos conductores que no se pasaban ni un solo semáforo ni locos, en cambio, montados sobre esas dos ruedas tan frágiles ese gen les transformaba totalmente. Los semáforos no existían, así como ir a toda velocidad eludiendo peatones que más que peatones, parecían toreros (solo les faltaba el capote) pues, el roce en ocasiones era inevitable. Decidí investigar en internet estudios sobre esta metamorfosis silenciosa sin encontrar nada para mi frustración pero, también observe la maravillosa manera en que silenciosamente el ser humano se adapta para sobrevivir, recuerdo a los niños, salir alegremente de los portales, a las señoras marías confiadas sacar su carro de la compra y a los alegres camareros, salir decididos de los bares con su bandeja, dispuestos a servir esa cerveza con esas patatas sueltas en un plato. Eso también cambio, ves a los niños (los mejores supervivientes) asomar primero la cabeza y luego salir escopeteados del portal, las señoras marías siguen sacando primero el carro, creo que es un método de defensa  y el mérito de los camareros profesionales ante todo, casi a ritmo de ballet, eluden con gracia y tino sin que se les caiga una patata ¡¡maestros¡¡¡
Yo por mi parte, dándome cuenta que hay más gente como yo (no afectada por ese gen mutante) ya me siento más tranquilo, no soy tan raro como creí.

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