El gen mutante
Estoy seguro y convencido de la existencia de este gen
mutante en el ser humano pero, mejor empiezo desde el principio.
Hace unos meses, yo que había ido toda mi vida en moto, al
cambiarme de barrio y estar más cerca de mi trabajo, decidí pasarme al bicing
total, no había prisa y era un paseo. Ahí, en esos primeros días ya empecé a
notar algo extraño, yo me detenía en los semáforos , vamos de una manera muy
natural y ahí empezó todo, pues alguno que iba detrás mío, se colocaba a mi
lado y antes de pasarse ese semáforo, me lanzaba una de esas miradas que dicen
algo así…¿y este porque se parara?, también me crucé con gente que conocía y sabía
perfectamente que algunos tenían coche, otros moto y que yo sabía que eran
correctos conductores que no se pasaban ni un solo semáforo ni locos, en
cambio, montados sobre esas dos ruedas tan frágiles ese gen les transformaba
totalmente. Los semáforos no existían, así como ir a toda velocidad eludiendo
peatones que más que peatones, parecían toreros (solo les faltaba el capote)
pues, el roce en ocasiones era inevitable. Decidí investigar en internet
estudios sobre esta metamorfosis silenciosa sin encontrar nada para mi
frustración pero, también observe la maravillosa manera en que silenciosamente
el ser humano se adapta para sobrevivir, recuerdo a los niños, salir
alegremente de los portales, a las señoras marías confiadas sacar su carro de
la compra y a los alegres camareros, salir decididos de los bares con su
bandeja, dispuestos a servir esa cerveza con esas patatas sueltas en un plato.
Eso también cambio, ves a los niños (los mejores supervivientes) asomar primero
la cabeza y luego salir escopeteados del portal, las señoras marías siguen
sacando primero el carro, creo que es un método de defensa y el mérito de los camareros profesionales
ante todo, casi a ritmo de ballet, eluden con gracia y tino sin que se les
caiga una patata ¡¡maestros¡¡¡
Yo por mi parte, dándome cuenta que hay más gente como yo
(no afectada por ese gen mutante) ya me siento más tranquilo, no soy tan raro
como creí.
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