jueves, 30 de julio de 2015

Sheila

Te gustaba que te llamara niña cuando me refería a ti. Supongo que en el fondo, te devolvía a esa infancia que nunca tuviste y volvías a sentirte esa niña que nunca te dejaron ser.
Recuerdo con una sonrisa, esas primeras veces que te asomabas por el canal, ese canal de temática BDSM en el cual, éramos cuatro y el cabo, no nos vamos a mentir pero, eso sí, de buena gente, Carmen, Creiza, Paco, Reme y yo. Entrabas y salías, con esa mala leche criada durante tiempo. Ese mal humor de tener que estar siempre a la defensiva, lo sabíamos, te dejamos entrar y salir con esa ansia de querer encontrar gente con la que sentirte en paz, siendo tu misma con las defensas bajadas.
Y así, sin que nadie te fuera dando prisas fuiste acomodándote, sintiendo que no tenías que defenderte de nada, con gente que tampoco te pedía nada ni te provocaba con razón o sin ella, daba igual, solo había risas y un rato tranquilo, quizás no gran cosa pero, para ti era un tesoro en un mundo donde como tu decías, nunca supiste sonreír.
Poco a poco, durante meses y luego años, sin habernos visto en persona nunca, te fuimos sintiendo cada uno de nosotros y cada uno a su manera, muy cerca de nosotros. Tú por tú parte te fuiste abriendo, haciéndonos partícipes de una vida terrible, donde la desgracia que no le deseas ni a tu peor enemigo eran costumbre en ti. Te privaron de una infancia una madre, a la cual le sobraste, ya sabes, llegaste inoportunamente, esas cosas pasan y terminaste en un centro para niños tan abandonados como tú, mal principio para creer en algo.
Recuerdo, que pocos días antes de morir te pregunté si tenías algún recuerdo feliz de tu infancia, tratando estúpidamente de hacerte recordar algo bonito. Pasaron unos minutos de silencio antes de contestarme y me dijiste que si…me contaste la historia de esa pareja q vino para ver si te adoptaba y te llevaron ese fin de semana a su casa, una habitación grande y llena de muñecos, uno de los cuales te regalaron y me remarcas que aún lo guardas, me lo dijiste sonriendo. Volvieron a llevarte el siguiente fin de semana prometiendo que volverían al siguiente y tú, cada fin de semana te arreglaste y te sentabas en la sala de espera todo esos fines de semana esperándolos, sin moverte, no fueran a aparecer hasta que al cabo de unos meses, te convenciste de que no iban a volver. Me lo decías resignada, sin rabia, sin resentimientos, simplemente no se decidieron por ti y como un rasgo de esperanza, guardaste ese peluche toda la vida.
Se me encogía el corazón escuchándote pero no, no sentía pena por ti, no, pena jamás, odiaste toda tu vida que alguien tuviera pena por ti y yo, no la iba a tener, es lo mínimo que te debía conociéndote.
Y un día, con trece años, cuando la vida empieza a despertarnos, a enseñarnos ese cambio, donde aún conservamos esa inocencia, a ti te la robaron tres indeseables día tras día hasta que se cansaron y simplemente dejaron un ángel lleno de barro en la cuneta. Seguramente ese día, supiste que la vida, no te iba a deparar nada mejor, que tu vida solo pasearía por arrabales y caminos equivocados.
¡Hay niña! Era duro escucharte, no contabas un mal paso, contabas un mundo de negros donde, en ocasiones aparecía el sol solo para ilusionarte y que la caída fuera aún más fuerte. A los dieciséis te escapaste y por primera vez, te sentiste libre, sin nada pero libre. Quizás, en un último intento de volver a esa infancia, fuiste en busca de tu madre, me asegurabas que solo querías un porque, nada más, solo entenderlo. No te dejo pasar de la puesta, tú eras historia pasada ahora era feliz y tú, solo formabas parte de un pasado el cual, no tenía cabida en su presente y así, con esa explicación volviste al único lugar que te abrió las puertas, la calle.
Tú, no estabas dispuesta a que tu hijo pasara hambre y si, te prostituiste ¿Quién será el miserable que te culpe por ello? Yo sería incapaz, se de las cornadas que da la vida y lo fácil que es hundirse en sus ciénagas. Demasiado joven para saber lo que es correcto y no en esa carrera ciega y la Ketamina tomo su precio con los años en tu cuerpo.
Durante meses fue una rutina hablarnos día tras día sin faltar uno, había algo familiar en tu tristeza, en tu falta de alegría ¿recuerdas? Yo cada día te hacia sonreír un instante sin faltar uno, tú me pedias disculpas tan rápidamente como esa risa nacía en ti, al principio te preguntaba porque me las pedias y tú, bajando la voz me decías que era por si me molestaba, que no estabas acostumbrada a reír ¿Cuánto tuviste que llegar a sufrir para decir eso? Y así, día a día fueron pasando los meses y  el mal, tomando tu cuerpo por asalto, destrozándolo cada día un poco más hasta relegarte a la cama. Tu voz, cada día era más débil.
Te adelantaron esa operación de corazón por tu debilidad, cada día mayor en ti. El día anterior a que te ingresaras, hablamos por última vez, tenías miedo, mucho miedo y yo, en vanos intentos te decía que aún me debías un par de cerveza, que ni se te ocurriera morirte sin invitarme. Vanos intentos para que rieras, ese día no lo hiciste y si en cambio, me revelaste tu mayor secreto, que me amabas.
Te escuche decírmelo sintiéndome terriblemente triste pues yo, hace años que huyo de mi cualquier sentimiento de amor, se lo dijiste pequeña niña  a un corazón seco, pero sonreí, sonreí mientras te decía que me sentía terriblemente orgulloso de que sintieras eso por mí. Y sabes? Era verdad, me sentía orgulloso aunque yo, no pudiera responderte con la misma moneda, me alegraba que tú, aun estando como estabas, pudieras sentir de esa manera.
Dos días más tarde, como me habías prometido si tú no podías llamar, recibí la llamada de una amiga tuya. Hubo complicaciones en la operación y tú, no pudiste superarlas con veinte seis años.
Solo espero niña, que si hay otra vida, te de todo lo que esta te negó, por mi parte, solo puedo sentir orgullo de haberte conocido y la lección más importante que me diste cuando pienso en lo dura que es la vida y te vi a ti, luchar como lo hiciste desde pequeña. No tengo excusa para no luchar.

Descansa en paz

2 comentarios:

Lilith dijo...

Hola. Llego aquí atravez del blog de Spirit.

Aveces la vida es así. Lo importante es que el amor pudo brillar en esa alma. Lástima que se fue tan pronto. Aunque su recuerdo en tu corazón será para siempre.

Y puedo decirle que, atravez de los años aún va a apreciar cada día más a esa personita que hoy ya no esta en este mundo. Saludos

AMO dijo...

te agradezco tus palabras pues bien cierto es que el tiempo, nos deja las sonrisas de esa persona como recuerdo