Sombras en la puerta
Ayer, entre
vapores etílicos de una noche de tristeza, un vagabundo, sin posesión alguna
pero, como me gritó, dueño de su libertad. Lástima de hermosa palabra, incluso
durante unos instantes le creí. Pero sus ojos, solo eran la puerta de la
derrota, anunciada a gritos.
Aparté mi
mirada, pues esos ojos, solo eran un reflejo donde yo me veía reflejado en esos
instantes. El fracaso llegado sin anuncios ni palabras, ese que acaricia el
alma con mano negra, como seda de espinos.
Antes de
irme me agarro del brazo y mirándome con ojos llenos de rabia e impotencia me
dijo sin soltarme “nunca hagas caso a las lágrimas cobardes que salen de los
ojos huyendo como cobardes, solo teme
cuando tus lagrimas lloren para dentro porque esas no tienen consuelo”
¿Cuánto hacia
que esas lagrimas corroían mi alma?
A nadie se lo conté, con nadie compartí esas lágrimas
de veneno, de amargo sabor en boca, de soledad
infinita en el bullir de la vida. Sonrisas que ni entiendes ni compartes y no
puedes evitar sentir tu rareza.
Las noches
son largas y huyes del sueño con el miedo corroyendo la esperanza ¿esperanza? Llamémosla
así a la cobardía, tantos nombres para un mismo camino.
Soy un
cobarde valiente ante mí, ante mí sin salida en ese mundo donde parece que
viven todos y yo, parezco torpe en encontrar esa puerta.
Tu estarás
mejor mi querida niña, guardaras el recuerdo aun tierno y dulce de un padre que
se arreglaba, se duchaba y con la mejor de sus sonrisas, gastaba en ti en esos
fines de semana alternos, el dinero superfluo que no tenía, ese que no recibiría
el dueño de casa donde, rodeado de recuerdos inútiles de una vida pasada,
almaceno aun para sentirme vivo. Hay mi niña, bien vale todo por esa sonrisa y
ese pequeño abrazo que me das cuando te dejo en la puerta de tu madre.
Tus cinco hermosas primaveras solo guardaran muy
dentro de ti, un recuerdo agradable que te hará sonreír cuando alguna vez,
vuelva a tu mente y por suerte, mi
querida pequeña, no entenderás mi desaparición, te darán mil explicaciones que
tu aceptaras y seguirás viviendo que es lo que más deseo. No, no deseo que veas
a tu padre caminar por ese camino sin retorno, esa degradación que día a día
como lazarillo me va llevando a esa degradación de esa persona que fui. No mi
niña, no guardaras ese recuerdo de mi ni la dejare en tu mochila.
Hoy te llevé
a pasear por el puerto, te enseñé los barcos, tú sonreías ilusionada y yo, por
primera vez en mucho tiempo me sentía en paz, esa paz que da el haber tomado una
decisión sin miedo. Te llevare a casa de tu madre al finalizar el día, pero te
juro, que disfrutare cada segundo contigo como si fuera el ultimo de mi vida.
No escribiré
cartas justificándome de nada, viví ¿Qué más puedo pedir?
Guárdame en
tu corazón que yo, te llevare en el alma mi niña.
1 comentario:
Gustazo leerte otra vez!! 👏🏼👏🏼👏🏼👏🏼😀
Publicar un comentario